Mar y cuaresma.
Ella recuerda cuando fue la primera vez, tal vez tendría unos once años cuando papá los llevó, once tal vez doce, lo que si recuerda es la picazón de la arena entre las piernas, detrás de las rodillas, y en los calzones, sol duro en los hombros, sudor en la nariz y el ceño fruncido. Solazo. Pero la playa dorada y el mar muy sereno..
Duró todo el día entrando y saliendo del agua. Era la anterior a semana santa. Entonces se sentía libre, aunque no la dejaran caminar muy lejos de donde estaba estacionada la combi de la que saltó todo el chiquillero como saliendo del limbo, corriendo desaforado a la playa, al sol, a las algas muertas que se les enredaban en las piernas, al agua verde del mar en San Felipe, Mar de Cortés.
El siguiente domingo vendría el semi ayuno, los ejercicios espirituales, el viernes el sol del vía crucis con su ?pueblo mío que te he hecho? en voz de las señoras asiduas al templo, un sol calador sin arena en los calzones y sin mar verde en cual refugiarse. El sábado, la bendición del fuego nuevo. Para entonces ya se le habría escarapelado el rostro, los hombros, el borde de las orejas... Para entonces tendría en su cajita un par más de conchas de mar, y en su cuaderno un trozo de atardecer.
5.04.2005
Cincelado por:-ReD- Como a eso de las:6:05 p.m.