Siniestro. Era la palabra que buscaba. No. Mejor miedo.
Temblor, susto el 'coco' como les contaban.

Recuerda la niña la calle, los sueños, el viento con polvo y la espera. Caminaba con Zulema y le platica lo que en la mañana le contron. Dan vuelta a la esquina y lo ven. Es extraño . Se los habían platicado pero ellas no lo creían. De eso venian platicando: De que no creían que en el barrio viviera el señor del costal.
Está sucio y le falta un zapato. Su piel es obscura y...¡Trae un costal! se agarran de la mano y salen corriendo. cuando llegan a la gran casa de la esquina les late fuerte el corazon : de la que nos hemos librado -se dicen.

La niña no sabe que lo que vieron dista mucho de lo que les contaron.

Más tarde se daría cuenta

Tiempla,
analiza un poco
sustrae,
abstrae.
Tiene preguntas; -muchas-
Ella quiere un dulce beso.

La niña que vuelve con el viento sopla al oído lo que esta adulta de treinte debe escribir. Recuerda que le resonaba su nombre en la voz de su mamá diciendole que se paresurara y veía en el espejo un rostro que no era el suyo, estirarse y alizarse.
Tomaba los libros, salía de su casa y cruzaba la carretera. Le levantaba el viento el cabello. Corria por la calle con los libros agarrados. Mucho polvo y letras pintadas de bandalos en las bardas de las casas. Jadeando llega a la gran casa de la esquina y toca el timbre. En vez de su amiga Zulema un gran perro pone las patas de enfrente en la reja, ladrandole a la altura de su rosto.

De la niña que volvía con el viento habría que decir que no supo cuando se perdió a sí misma, que no supo cuando creció o como se le vino la vida encima, marcandole la piel y aumentandole la estatura.

Habría que decir que recuerda los sueños, pero que no supo como concretarlos. Habría que tocar la misma tonada una y otra vez para ver dónde perdió el hilo.


La niña que vuelve con el viento llora, llora mucho. Se leachica el alma.. Se le helan los parpados. Observa el viento otra vez y trata de confundir sus lágrimas con la lluvia que recien empieza.

La niña que vuelve con el viento recuerda como los sueños se entretejen con realidad. Recuerda que va a un lugar acompañada de su papá, que es una casa grande y semi-obscura, que le piden que se siente en un lugar y que guarde silencio. Se sienta, lleva las manos a su falda, inclina la cabeza hacia un lado y en el estante al lado observa un gran libro: El gran libro de la salud. No lo toma. Sabe que debe quedarse quieta.

La niña que vuelve con el viento recuerda que le duele el estomago un poco. La habitacion es grande ahora sabe que es 'una sala'.De su derecha viene luz entre una cortinilla de hilos con cuentas de colores. Movimiento de trastes y aroma a sopa: La cocina.
De su izquierda detrás de una puerta café de madera salen murmullos y el llanto de un niño. Sale su papá con un bulto y se lo da diciendole " que es su hermanito, si quiere abrazarlo". La niña que viene con el viento lo abraza, insegura mente. Lo siente pesado y escucha a su papá hablar con una señora que le dice que pesó casi 5 kilos. Lo abraza con fuerza, pensando en uqe no vaya a caersele y entre las mantitas sobresalen unos ojos grandes que la miran perplejos.

La niña que vuelve con el viento recuerda; como en los hilos de la falda de la abuela se pendían todas las sabidurías. Recuerda cómo salian del su mandil de tela de cuadritos, montones de dulces y fruta, mezcladitos con enseñanzas.

La niña que vuelve con el viento imaginaba que la abuela era así; viejecita toda la vida, cariñosa toda la vida, que nunca fué joven, y que nació así, con todo aprendido.

Ella no sabía que las arrugas, la boca sin dientes y las manos maltratadas del trabajo; eran resultado de toda una vida de aprender, de llorar, de sonreir, de apretarse el alma para sacar un bonche de chamacos adelante. Eran sí, el resultado de una vida con dolor, con desazón, en contra de los climas, de las muertes anunciadas, de la escasez. La niña que volvía con el viento le pedía a su abuela que le contara el cuento de Hansel y Gretel otra vez.
Ella dejaba lo que estaba haciendo; la sentaba en sus piernas y pacientemente, empezaba.